Pass;oN
lunes, 11 de abril de 2011
MARCHITA, ROSA
Que te rompan el corazón es normal, ¿no? que te vea llorar es mucho más que usual. Sujetar siempre esa rosa, marchita de tanto esperar sin perder las ansias de tenerte en mis brazos y transmitirte todo el afecto que siento por ti, es la única motivación que me mantiene en pie. Pero siempre estoy ahí recibiendo lágrimas de parte tuya por culpa de otros, ¿cuánto daría por una sonrisa tuya, por una mirada que no sea de amistad? No te imaginas lo que quisiera que sintieras por mí, pero no es así, por eso me oculto detrás de esta imagen con tal de verte pasar todos los días sin perderme ni un segundo de tu exquisito aroma, esperando algún día a que tu opinión cambie y la rosa marchita te pueda entregar.
"También el dolor del desamor es una forma intensa de amar" Lopina Ocho |
jueves, 7 de octubre de 2010
CARAMELO, DEFINITIVAMENTE ES CARAMELO.
Es Vainilla o tal vez una combinación de aquella noche fría. Siempre pasa de manera inconsciente por mi mente un conjunto de pensamientos incoherentes que satisface momentaneamente las necesidades mentales, que me inspira a cometer locuras, que me eleva y finalmente me asila en el limbo como si fuera una droga muy bien elaborada con astucia fugaz, que a veces me convence y me lleva a pensar que esas ideas son la realidad y lo que pretende tener coherencia es un trasfondo de la imaginación que manipula y lleva a pensar en un destino de color gris, con olor a amargura y percepción tosca de la vida. Por eso prefiero seguir pensando que las mañanas poseen un olor a dulce con un toque de caramelo, que seguir destinando mi vida a un insensato y cruel espejismo que esta presente en la humanidad.
jueves, 2 de septiembre de 2010
NADA QUE REFUTAR
"Confundida, confundida!" Palabra que no para de rebotar aquí y allá en mi inconsistente pero sublime mente. Como admiro de verdad aquella voz que no se detiene y permite que se cree un caos total en mi entendimiento. No hay mejor forma de mentalizar una univoca verdad, sea falsa o verdadera, adentrándose en ella y terminando por apoderarte de esta. Así nada será confuso e irreal, pues aquella verdad que se crea, será la única que permitirá llegar a la máxima felicidad, desechando cualquier creencia extraña al pensar individual.
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